Remedio para la traición by Caroline Roe

Remedio para la traición by Caroline Roe

autor:Caroline Roe
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Histórico
publicado: 1999-08-09T22:00:00+00:00


Isaach estaba sentado, recostado contra el tronco del árbol, esperando. Se concentró para percibir los sonidos y los aromas: el perfume de las flores del campo, el chirrido y el zumbido de los insectos, los variados olores de la hierba después de una mañana de lluvia y -;tan penetrante que casi desaparecía de la conciencia -; el olor rancio del barro del río en verano y el olor más rancio aún de la gente.

Sintió, más que oyó, la llegada del hombre. Era como si la tierra temblara al contacto de aquellos pies. Después percibió el débil crujido de la ropa, el sonido y el olor del cuero, no de botas mal hechas sino de arneses rígidos. Un talabarte. Por último, el olor a sudor, a caballos y a miedo.

Isaach esperó.

La voz del hombre era áspera, pero sus palabras, cultas.

-;Sois Isaach el ciego, el médico de Gerona -;dijo.

-;Así es -;confirmó Isaach.

-;Sois judío.

-;Así es.

-;¿Sabéis quién soy yo?

-;No -;respondió Isaac -;. Pero creo que sois el que se llama a sí mismo Espada del arcángel Sent Míquel. ¿No es así?

-;No os equivocáis -;replicó la Espada -;. ¿Por qué estáis sentado en el suelo, solo y desprotegido, si sabéis que os persigue la Espada del Arcángel?

-;Quería hablaros -;dijo Isaach con aire de indiferencia -;. Y creí que vos querríais hablar conmigo. Decidí sentarme aquí solo, en un lugar tranquilo, por si veníais a verme.

-;No hay nada que quiera deciros, médico -;replicó la Espada -;. Pero os escucharé. ¿Qué tenéis que decirme?

-;Sólo esto -;dijo Isaach -;: ¿Por qué nos perseguís a mí y a los míos?

-;Sólo a vos -;dijo la Espada -;. No me interesan los que os rodean. Los menos importantes los dejo a los demás. Vos sois mi objetivo.

-;¿Y por qué?

-;Sois un hombre inteligente, médico. Sabéis la respuesta.

-;No estoy seguro de cuáles son vuestras razones.

-;Sois un hombre malvado -;dijo la Espada con calma -;. Un brujo. Alguien que domina a los demás. La gente como vos debe ser aislada del resto.

-;¿Por qué habéis esperado siete días?

-;Habéis enviado espías a seguirme -;replicó la Espada. Su voz se hizo más potente.

-;No he tenido necesidad de hacerlo. Durante siete días un hombre, el mismo hombre, me ha estado siguiendo cada vez que salía del call. Tenía una forma de andar muy particular, casi como si fuera cojo. ¿Quizá una vieja herida de guerra?

-;De la campaña de Valencia -;contestó la Espada.

-;… y está loco. Ahora se halla delante de mí, es el mismo hombre.

El arnés de cuero volvió a crujir.

-;Por lo más sagrado, judío Isaach, estáis pidiéndome que desenvaine mi espada. Aquí, a cielo abierto, a los ojos de cualquiera que pase. ¡No estoy loco!

-;Lo estáis -;replicó Isaach con tristeza -;. Lo percibo en vuestra voz; lo huelo en el sudor que emana de cada parte de vuestro cuerpo.

-;¿Es ése vuestro diagnóstico?

-;Sí.

-;Desprecio vuestro diagnóstico y toda vuestra sabiduría. Vos oléis a ayuno y a penitencia inútil, ciego. ¿Cómo os atrevéis a hablar a la Espada de esta manera?

-;Me atrevo porque digo la verdad. Sólo las mentiras son difíciles de pronunciar.



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